lunes, 6 de julio de 2015

El legado de la generación dorada chilena

La selección de Chile del arquero Claudio Bravo, de Arturo Vidal y Alexis Sánchez, dejó un legado imborrable en la historia del fútbol de su país con la Copa América que se adjudicó al derrotar a Argentina en la final.

Esta Copa América, que se disputó en Chile, era probablemente la última oportunidad para esta generación de obtener un triunfo para la posteridad o bien de permanecer en el recuerdo como un excelente grupo de futbolistas que, sin embargo, nunca ganó nada. En la final ante Argentina, fue la caprichosa tanda de penaltis la que llevó a Chile a la gloria, la misma que hace poco más de un año lo sacó del Mundial de Brasil en los octavos de final frente al anfitrión en el estadio Mineirao de Belo Horizonte.

Alexis, que en Brasil erró su lanzamiento, convirtió en la final el cuarto y definitivo penalti y lo hizo con clase, a lo ‘Panenka’, con un delicado tiro que entró poco a poco al arco de Sergio Romero.

La victoria en la Copa se había convertido en una obsesión para Sampaoli, los jugadores y para una buena parte de la sociedad chilena, que la vivió como una verdadera cruzada nacional. La selección respondió con solvencia y determinación al optimismo que se respiraba en las calles de Chile.

Acabó primero de su grupo en una primera fase plácida, con un fútbol correcto pero no sublime, enmarañada por el escándalo del accidente de tráfico de Arturo Vidal, que chocó su lujoso vehículo deportivo después de pasar una tarde libre tomando copas en un casino.

Las lágrimas de Vidal y el sorprendente indulto de Sampaoli lograron dejar atrás la polémica y Chile derrotó en cuartos de final a Uruguay, que defendía la corona obtenida en 2011, con un gol de Mauricio Isla.

Pese al resultado ajustado, Chile fue superior al conjunto charrúa en un duelo que será recordado por el obsceno tocamiento de Gonzalo Jara en el trasero de Edinson Cavani, que reaccionó con un leve golpe y fue expulsado. En semifinales, Chile derrotó a un combativo y digno Perú (2-1) que se suicidó en el minuto veinte con la absurda expulsión de Carlos Zambrano por un acción durísima sobre Charles Aránguiz.

Gerald Soler

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